Buscamos mantener viva la llama de la italianidad

Hace poco más de dos meses, Darío Signorini fue reelecto como Presidente del COMITES Buenos Aires de los Italianos en el Exterior, por un período de cinco años. Su jurisdicción es superior a CABA y abarca varios distritos bonaerenses. Desde allí, lleva adelante una valiosa tarea para los hijos de aquellas tierras y sus descendientes, que desarrolla “por una pasión”, según confiesa, “porque en realidad, uno trata de colaborar para mejorar la calidad de vida entre todos”.

Mi Ciudad dialogó en exclusiva con él, en su despacho del centro de CABA, donde se lucen con plenitud las banderas de Italia y Argentina, una foto con el Papa Francisco y un par de excelentes y coloridos cuadros, uno de ellos aparentemente pintado por Quinquela Martin.

¿Cuáles son los proyectos que tienen ahora por delante?
Uno de los proyectos más inmediatos va a ser la puesta en marcha de la radio por streaming, que va a tener el Comites como órgano de difusión y también es un elemento de atracción para las nuevas generaciones, porque son las que se dedican a ese medio de comunicación aparte de tener amplitud mundial y no estar circunscriptas a una onda determinada. Otro tema importante que había quedado pendiente es volver a insistir con la donación de un busto de Rene Favaloro.

¿Eso todavía no se aprobó?
Todavía no se aprobó, lamentablemente quedó cajoneado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cuál es el sitio elegido para la colocación de ese busto?
-Enfrente de la Facultad de Medicina, al costado del Hospital de Clínicas. Nosotros tratamos de que eso sea un faro de pensamiento para las nuevas generaciones. La figura de René Favaloro generalmente despierta mucho interés y es un ejemplo y un paradigma para la sociedad. Fue un hombre que tributó su vida al beneficio del prójimo creando técnicas inigualables como el bypass, y que representa todo lo que significan los avances de la medicina en cardiología. Pudiendo tener una vida muy beneficiada en los Estados Unidos decidió venir a la Argentina a formar colegas y generar una Fundación, para atender a todos los pacientes por igual.

Hay un tercer proyecto en carpeta…
Sí, importantísimo para nosotros. El desarrollo de un museo para la italianidad, en donde está emplazado el monumento a Cristoforo Colombo, frente al aeroparque Jorge Newbery de la ciudad de Buenos Aires.

¿Qué características tendría?
Un museo de 600 metros cuadrados, muy interactivo, similar al que se creara en Roma y hoy por hoy funciona en Génova, donde dejemos un testimonio de toda la obra inmensa que la italianidad le tributó a la Argentina. En ese sentido estamos abocados a iniciar esa tarea.

¿Ese proyecto ya tiene su locación?No, eso es un tema que deberá ser presentado en la Legislatura, porque ese predio quedó para la ciudad de Buenos Aires y estamos pensando también en una adecuada Fundación para administrar ese museo. Con la debida transparencia, y como un aporte y un tributo más a la Argentina de los inicios de 1810 en adelante, desde la participación de Manuel Belgrano que era hijo de un genovés, hasta Favaloro y todos los que han pasado en distintas disciplinas, artes y oficios que han dejado testimonio en Argentina.

Es indudable que existe una gran presencia italiana en los distintos ámbitos de nuestro país…
Si hablamos de arquitectura, la Casa Rosada, el Teatro Colón, el Coliseo, el Congreso de la Nación fueron hechos por arquitectos italianos. Si hablamos del tango o actores, hay un montón como la “Tana” Rinaldi y muchos más. Hay mucho patrimonio y en todas partes, como en el arte, con Quinquela Martin. Queremos ordenar esa memoria y dejarla para las nuevas generaciones, para demostrar todo el aporte que se hizo al desarrollo de este país.

¿Sería un museo interactivo como los que se están usando ahora en Europa?
Totalmente, por eso hablamos de una superficie de 600 metros cuadrados, pero con alta tecnología, donde tendríamos archivos, conexiones, llegadas al país. Todo eso que seguramente lo haremos también con la colaboración de la Dirección de Migraciones, el Museo de los Inmigrantes y demás. Habrá que vertebrarlo de manera que sea una herramienta útil.

Volviendo a la radio, ¿qué contenido piensan darle y cuando calculan ponerla en marcha?
La radio en los primeros días de marzo tendría que estar funcionando. Las instalaciones están casi terminadas. Estamos hablando de la artística. Tendría que tener programas de interés cultural por un lado, información directa del propio Comites sobre las distintas novedades en cuanto a la relación con el Consulado General, los elementos necesarios para defender los derechos… El Comites es un pequeño parlamento de los italianos en el exterior.

Explíquenos cuáles son las actividades que desarrollan en el Comites…
Nuestro deber es velar por los derechos de los italianos ante las autoridades consulares municipales, provinciales y nacionales de la República Argentina, incentivar la preservación de la lengua italiana, el desarrollo científico, la Comisión de Defensa de Género. Y tenemos el tema del desarrollo de las conexiones universitarias, con la Universidad de Buenos Aires o la Universidad de Belgrano, habilitando a obtener un título válido en los dos países, estudiándose una parte en un lado y la otra en el otro. Eso se conecta con las universidades de Italia como la Universidad de Bolonia, La Sapienza en Roma y así. Con convenios que son inter universidades. Es más, hay una publicación que se llama “Giustizia” que dirige en la Argentina el Dr. Dino Bellorio, que a su vez es decano de la Universidad de Belgrano, en el área de Derecho y conjuntamente con las universidades italianas que están vinculadas, o sea, hay un trabajo académico de ida y vuelta por así decirlo y también de intercambio de estudiantes.
La otra comisión que podemos citar, es la de Deporte y Tiempo libre, que también hace a la vinculación de distintas instituciones, una de Juventud, otra de Derechos Humanos. Y también enseñanza de la lengua italiana.

¿Cómo ve el hecho de que haya tantos nietos y bisnietos de los que vinieron que ahora se quieran ir para allá?
Yo creo que Italia recibe una migración calificada, porque la mayoría de esos nietos y bisnietos tienen un título universitario, tienen una preparación. El mundo está globalizado y a veces lo que a uno le duele, como padres, es que este país no les pueda brindar esas oportunidades a los jóvenes. De todas maneras hay que ver la experiencia que hacen y también el tiempo en el cual van a permanecer en Europa o en Italia. Porque a veces una cosa, uno la proyecta a 12.000 km y cuando se llega allá, la realidad es totalmente distinta. No nos olvidemos que todavía no ha terminado una pandemia mundial, que genera un montón de dificultades y que limita un montón de oportunidades. Es compleja la situación, pero indudablemente no es la primera vez ni será la última, porque esto también está atado a los vaivenes económicos del país y eso ya ha ocurrido en otras épocas. También hay un ida y vuelta y una curiosidad de parte de los italianos natos en Italia en conocer la Argentina por distintas razones, como lo que hablábamos del intercambio cultural, relaciones de parentesco, novias que visitan Italia y después vienen a Argentina. Bueno, hay todo un intercambio, no tan fluido como fueron las olas migratorias de después de la Segunda Guerra Mundial, pero sí existe un tránsito bastante importante que, repito, está limitado hoy por hoy por el proceso pandémico.

Ustedes representan a los italianos en el exterior. ¿Qué cosas les pueden solucionar y cómo hacen para llegar hacia ustedes?
Para llegar, nosotros tenemos una oficina acá en la calle Paraná y próximamente tendremos una muy cerca, el Consulado en la calle Reconquista, entre Lavalle y Tucumán. Lo que nosotros les ofrecemos entre otras cosas es un asesoramiento gratuito de cómo obtener la ciudadanía o como tener el pasaporte; también colaboramos poniendo en práctica un convenio que tiene el Comites con el Hospital Italiano, que es un hospital de excelencia y que permite una asistencia con una tarifa reducida con respecto a lo que cobra habitualmente. Y también recibir las inquietudes que el ciudadano pueda llegar a tener y acompañarlo en el logro de los resultados que necesita, para proseguir con distintos trámites o superar las dificultades que tenga planteadas.

O sea que el Comite está abierto tanto para los italianos como para sus hijos y nietos…
Para los italianos y para aquellos que creen tener derecho a través de su sangre, en tener la ciudadanía italiana, ese es el panorama.

Y para hacerse ciudadano italiano, ¿qué se necesita?
Hay que demostrar el parentesco con la documentación adecuada y hacer las traducciones y ver que el ascendiente no se haya nacionalizado argentino y haya perdido la ciudadanía. Recién después del gobierno de Alfonsín se logró un convenio de reciprocidad donde no era necesario renunciar a la ciudadanía italiana o argentina para tener la italiana y viceversa, eso también es importante que lo conozcan. Lo que damos, es un asesoramiento gratuito, y vamos indicándole un camino para tratar de lograr ese objetivo.

También realizan actos recordando fechas importantes…
Sí. Durante la pandemia se hicieron algunas conferencias sobre la impronta de Belgrano acá en la Argentina, lo que significó la creación de la bandera, la libertad y la igualdad de la mujer, la libertad de los esclavos; cosas que Billiken y Anteojito no dicen, ya que se limitaban solamente a decir que Belgrano había creado la bandera, pero en realidad hizo muchas cosas importantes. Y también destacamos a figuras como José Ingenieros o como el propio Favaloro, al que es importante reivindicar para mostrar un poco el ADN italiano.

¿En qué consiste ese ADN italiano?
En la fe, la familia, el trabajo y la pasión. Ahí está todo concentrado. En la Constitución italiana está consagrado el trabajo, es una Nación, una República basada en el trabajo y esto, cada ciudadano que vino acá lo honró permanentemente. Entonces es bueno transmitirlo a las nuevas generaciones ¿Para qué se vino? ¿En qué circunstancias se vino? ¿Y qué es lo que se hizo? El agradecimiento que tuvo esa migración para con este país, donde echaron raíces y crearon sus familias. Un poco de lo que tratamos de seguir demostrando para las nuevas generaciones, en definitiva. Acá han desarrollado eso de “mi hijo, el doctor” y todo ese tipo de cuestiones que, bueno, han mostrado una movilidad social importantísima tal vez mermada en estos tiempos, pero a lo largo de la historia han podido desarrollarse. El compartir, la familia, la fe religiosa y todo ese tipo de cosas son signos directamente que para mí conforman ese ADN.

Creo que esos valores que nos dieron los italianos, como los portugueses, los españoles y tantos inmigrantes, es lo que nos sostiene a nosotros como Nación…
Yo creo que sí, y es donde hay que abrevar. Esa fuente, es una fuente de sabiduría y generalmente lo que hace fuerte a un país. Por eso necesitamos que esos valores estén puestos en la actualidad; que sigan vigentes. Entonces, ¿Cómo lo hacemos? Bueno, a través de volver a referenciar figuras de esta naturaleza e ir mostrando distintas obras, distintas cosas, para que la gente conozca. De eso se trata por un lado y por el otro, ir acompañando las inquietudes de los jóvenes a ver de qué forma se logra, porque han cambiado también la metodología de comunicación. Después tenés otras cosas que tampoco a veces se conocen masivamente, como el intercambio en materia espacial, la puesta de los últimos satélites de Arsat y todo eso tiene que ver con un convenio de colaboración muy fuerte entre Argentina e Italia. Entonces también eso es bueno que se conozca.

Para terminar, cuéntenos algún recuerdo de sus nonos…
Y… La familia, la comida de los domingos. Los émulos de los Campanelli, que en algún momento estuvieron inmortalizados en la televisión que era la familia donde el domingo el abuelo y la abuela convocaban a la casa de ellos y donde se comía la pasta y dónde de alguna manera teníamos el contacto con nuestros primos y con nuestros tíos y la familia estaba unida… Yo eso lo tengo presente como si fuera el próximo domingo, esto es así en una familia de laburante porque la gente era toda de trabajo, no había situaciones extremas y se comía lo que había. Tampoco era que había una abundancia suprema pero era una mesa bien servida como nos acostumbraron a tener, en la que se compartía todo. Esto es lo que yo también rescato. Por ejemplo en La Boca donde la vecindad era otra, el enlace entre vecinos también era diferente. Cuando hablamos del 1920, La Boca, estaba llena de conventillos, con una relación de amistad muy fuerte; donde había una colaboración entre los vecinos que también era importante y todo eso lo trajo la migración.
Más allá de las figuras que desarrollaron la industria vitivinícola u otras industrias a otro nivel, si hablamos en general de lo que fue la migración italiana tenés un montón de aspectos, pero el compartir, la familia, la fe religiosa y todo ese tipo de cosas son signos directamente que para mí conforman ese ADN.

¿Quiere agregar algo más?
Solo invitar a la gente a que se acerque, tanto al Comites como a las instituciones, porque en realidad la gente es lo que le da vida a esto. Entonces se necesita colaboración para entender y difundir, y también servicio para brindarle a quien lo necesita. Yo creo que ese es el componente ideal cuando uno toma una responsabilidad para llevar adelante en un organismo, que es ad honorem y que solamente está entendido en la paga del corazón, con el agradecimiento de la gente cuando uno le hace algún beneficio. Y también que esto más allá de nuestra vida finita pueda encarnarse en la nueva generación y la llama de la italianidad permanezca prendida para siempre.

FUENTE: Reportaje de MI CIUDAD